Ayer terminé, al fin, de ver esta película. Suelo verla en momentos de moral baja, porque me gusta identificarme con el protagonista…
…Me gusta creer que, si hay una voluntad ferrea más allá de cualquier adversidad, al final todas las piezas acaban encajando y se soluciona el rompecabezas.
En la película nos cuentan la historia de un muchacho que tenía un don, un regalo del cielo o de la naturaleza. Pero ya le avisaron: «Tienes un don, pero no es suficiente. Debes desarrollarlo y trabajar. Si sólo confías en tu don, fracasarás.» Su sueño era ser el mejor. No era ambición desmesurada, tan sólo quería que la gente lo viera por la calle y exclamara: «Ahí va Roy Hobbs, el mejor jugador de todos los tiempos». Tan sólo ocupar ese vacío interior del anonimato que a todos nos devora alguna vez. Pero comenzó cometiendo errores, errores de, los que según él, estás pagando toda la vida. Y el don no fue suficiente para acabar descendiendo a los infiernos, para tener que soltar todo el lastre y empezar de cero, pagando tus errores con un alto interés.
Al final el destino, o la suerte, le dio una oportunidad, y 16 años después, cuando nadie daba un duro por él, tuvo su oportunidad. Frente a todos los obstáculos permaneció firme, quizá porque no podía ir ya a ningún sitio. Y triunfó. Gracias a ese don llegó alto. No dónde el quería, pero la gente que le rodeaba lo recordaba por todo lo que hizo, no por lo que pudo hacer. Entonces, sólo entonces fue capaz de enfrentarse con su pasado.
Nos vemos
PD. Sonando en radio Albemut «Antonio Vega, el sitio de mi recreo»