Bien está lo que bien acaba, aunque uno no sabe nunca si en realidad todo ha acabado. Ayer vendí mi parte de radioAmedida.
Es una lástima. Un proyecto que concebí y parí, y he acabado vendiéndolo con un regusto agridulce y metálico en la boca. Los hechos fríos son que he multiplicado mi inversión inicial por 7, en tan sólo un año. No está mal. El sabor amargo lo deja el hecho de que esa empresa podía ir bien, podía dar pasta, podía dar ilusión y se perdió por el camino, queda en manos usurpadoras.
Pero sigamos andando. Quizá en el futuro los vea en su Mercedes, producto de radioAmedida. Espero no tirarme de los pelos entonces. Voy a poner en marcha algo nuevo.
Por lo menos, dormiré mejor, tengo algo de pasta (que voy a reinvertir) y estoy con energías renovadas luchando en más frentes de los que puedo llevar: la acreditación, la universidad, la empresa orca, mi vida personal, hacienda semos todos…
Sigamos luchando. Hoy va por Norma.