Ayer sonó el teléfono varias veces en mi casa, a las 11 de la noche. Era un gallego amable, como todos ellos, preguntando si era la farmacia de guardia. Comprobamos el número y, efectivamente, tenía mi número. Le dije que estaba llamando a la provincia de Castellón, tan lejos en la noche y en el mapa. Se sorprendió.
La vida puede ser bella a veces.