Justicia y ley

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Acabo de fotocopiar para mi padre la Ley de Ordenación del Parque Natural de la Sierra Calderona. Es lo que tiene vivir en estos países tercermundistas…
…, usted ya me entiende. Mi familia lleva no sé cuántas generaciones viviendo en esta zona, a caballo entre la Sierra Espadán y la Sierra Calderona. Muchos años malviviendo de la tierra, desagradecida y dura, pero lo único que se ha tenido por cierto.

El mundo se ha hecho mayor, por desgracia. Y ahora una gran mayoría, los valencianos en este caso, quieren «proteger» esta zona donde nosotros vivimos todos los días, desde hace años, para que esté limpia y fijada y esplendorosa sus fines de semana. Así que no tengamos en cuenta a la gente que ha vivido allí desde siempre, la que tuvo el valor de quedarse cuando arreció la dureza, la que no pudo hacer otra cosa que resistir en lugar de emigrar a la costa donde el pan era más fácil, más amargo.

Ahora vienen desde fuera a imponer unas leyes que no respetan a los que toda la vida hemos vivido, que recortan nuestras libertades, nuestras costumbres y hasta nuestra forma de vida porque gente que vive a 60 km. y a los que les importamos una mierda quiere hacerse un jardín con mi tierra para fines de semana.

Es lo malo de la ley: que no tiene nada que ver con la justicia. Pasa con el agua, con el idioma, con todo lo que política toca y convierte en cenizas, en mierda, en desvergüenza, deshonor y oprobio.

La culpa la tiene este puto país que tenemos, que es, ni más ni menos, el que todos nos merecemos.

Me voy a la embajada de Suecia, a pedir asilo político.