¿Que todo sigue igual, pero, en cierta manera, he recuperado algo de esperanza, no sé por qué?
¿que la inutilidad me persigue, me llama al teléfono, teléfono que no descuelgo porque estoy cansado de dar panes a perros ajenos, cansado de que nunca nadie me ofreció una triste hogaza, agotado de evitar que alguna vez necesite mendigar el pan y la sal?
¿Que de nada sirve hacer planes, porque la Ley de Murphy es ineluctable y todo se va viniendo abajo, sin ruido?
Sí, hoy no sé qué escribir.