Oyendo la radio, otro experto hablaba de que no es sano regular los mercados, aunque a veces hay que hacerlo para mantener el sistema. Mercados, regular, sistema… ¡menuda panda!
Comemos bienes, vestimos bienes, usamos bienes y vivimos en bienes. Los mercados y el sistema no nos nutren, visten, transportan o cobijan. Pasar de la economía de intercambio a la del dinero parece que fue práctico, pero el dinero era antes metal: oro, plata, cobre… Aunque ahora ya el dinero ni siquiera es papel. Adiós al sueño del tío Gilito de depósitos a rebosar de oro y billetes.
Ahora el dinero son imaginaciones, transacciones, conjeturas. Ahora el dinero se crea y se destruye, se conjetura con lo que pasará con tal economía, cual país o tal empresa. Y los mercados suben, bajan, se hunden (y nos hunden) o triunfan exultantes (y enriquecen a los mismos). Y ese dinero virtual, esas conjeturas (no me gusta usar lo de especulaciones), esos intereses y maniobras no reflejan en absoluto la evolución de los bienes.
¿El sistema? Un parásito que vive del esfuerzo de los pobres.
Recordad: nos visten, nos cobijan, nos transportan y nos alimentan los bienes, no los mercados.