Tuve que caerme

en
Para vivir, Enrique Urquijo
Tuve que caerme para aprender
que las heridas no cierran,
por mucho que la empapes en alcohol.

Que el suelo
es un límite imaginario
que retiene los cuerpos
y deja pasar el alma.

Tuve que caer
para romperme el corazón,
dejando intactos los huesos;
para esconderme en un agujero
donde recuerdo el color de tus ojos.

Tuve que caer
y caer
y caer
hasta que perdí las ganas de levantarme,
y tuve que leer en mi manual
las mil maneras de democratizar el suelo
cuando tu amor te ha dejado.

Tuve que caer mil veces
para levantarme y salir en tu búsqueda;
para fotografiar los sitios en que estuvimos,
para recordar que la felicidad
no es más que un momento fugaz
entre caída y caída.

Tuve que caer
para saber que era de barro
de la cabeza a los pies;
para darme cuenta
de que todos vivimos en el suelo,
incluso quienes piensan que vuelan.

Tuve que caer
para saber que te había visto
por última vez.

Tuve que caer,
que tropezar y caerme,
para saber que en realidad,
siempre estuve en suelo,
y lo nuestro
era un sueño
con el viento en mi rostro mientras caía.