Otro escalón

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Septiembre, los Enemigos

Odio el verano, por muchos motivos, y esta vez por todavía más. El calor, la obligación de viajar o las mal entendidas vacaciones que nos han vendido en las series de televisión. Prefiero una rutina y tiempo libre para mí, que es lo que debían ser las vacaciones.

Y este año no puedo quejarme: no sé por ué, esta última semana es terriblemente extraña, desubicada, irreal, onírica. La realidad, como el Balrog, me lanza tentáculos que se enroscan en mis tobillos, pero me estoy librando de ellos: creo que es la felicidad de haberme quitado un gran peso de encima, y me estoy dando cuenta ahora de que voy más ligero.

Sigo escribiendo. Como en tiempos, consigno en esta bitácora esas tonterías que nos van pasando (los hechos consuetudinarios que acaecen en la rúa). Parecen tonterías, y puede que lo sean, pero los tesoros suelen hallarse en semejantes circunstancias.

Y luego está el resto, esa cabeza que me está volviendo loco, esa ausencia tuya que ha impregnado mi vida, ese muro de Adriano que, lejos de detener a nadie, me ha detenido a mí mismo demasiado tiempo. Pero esta vez está cada vez más cerca, esta vez mis sueños, los míos de verdad, están en mi mano.

Llegará agosto, y no crea que coja vacaciones de esta bitácora. Pero tengo ganas de que llegue septiembre. Para verte mejor.