Viernes

en
Todos los poemas
empiezan sin título.

Comienzan, en cambio,
de una palabra que mana de tu recuerdo,
de esa manera de mirar el cielo
que me hizo mirar hacia arriba;
de un desayuno sin diamantes
rodeados de girasoles.

Empiezan sin título,
echándote de menos
casi tanto como me añoro;
con la música derramada en mi alma,
en tu pecho,
cobijada en tu sonrisa.

Todos estos poemas,
sin pena,
sin gloria,
sin ni siquiera lustre en la mirada,
cabalgan contrahechos
en un devastado rucio,
la lanza astillada,
el paisaje yermo,
regado por las lágrimas
de no tenerte en mi cama.

Y ahora,
que el poema ha nacido,
que se desgañita en un tronante berrido
que disgusta al mundo,
ya podemos ponerle nombre:
Viernes.
Porque aplaca la soledad
de esta isla desierta sin ti.
Páginas tuyas, Fabián D. Cuesta