Este pasado lunes fui, por primera vez en mi vida, a un pleno municipal. Tuve que ir porque me comprometí, y porque las personas a las que representaba me lo pidieron. Y porque creí que era lo correcto en aquel momento, que fue lo correcto.
Fue todo un espectáculo, en algunos momentos lamentable. Es una lástima ver cómo funciona la política en este país, cómo la democracia es una puta sobada que pasa de mano en mano, de cama en cama de unos y otros, que sólo quieren usarla para justificarse. En algunos momentos me dio vergüenza la gente que estaba allí, las palabras que se esgrimían, las actitudes, los reproches. Parecía que el asunto no estaba en gestionar sino en asuntos personales.
Y, pese a todo, fue muy interesante. Creo que es la única manera de saber qué pasa en un pueblo, con quién nos jugamos los cuartos. Hace falta que veamos qué está pasando por ahí, hace falta que los ciudadanos nos pongamos el traje de faena y cumplamos con nuestra parte, que la tenemos muy abandonada.