Ni se te ocurra volver por aquí
cuando vuelva a ser invierno en tus entrañas,
cuando tu olvido se canse de fingir,
cuando el llanto humedezca tus pestañas.
Ni se te ocurra volver por aquí
si un gin-tonic me devuelve a tu memoria
y descubres que ya no te canto a ti,
y en tu cama una línea divisoria.
Temblarás como tiemblo yo, ahora mismo, de rencor,
no pretendas que te entienda.
Buscarás una llama en cada esquina del colchón
y no habrá quien te le encienda.
Ni se te ocurra volver por aquí
cuando esa canción de Quique ya no duela,
cuando despiertes agotada de mentir
y a la hora de escapar no tengas suelas.
Ni se te ocurra volver por aquí
si la risa no se acuerda de tu boca,
si te asusta lo que grita el porvenir,
si te tiras, por tirarte, a quien te toca.
Temblarás como tiemblo yo, ahora mismo, de rencor,
no pretendas que te entienda.
Buscarás una llama en cada esquina del colchón
y no habrá quien te le encienda.
Se acabó.