Ya me venía quejando de que estaba totalmente descentrado y desmotivado, desde principios de septiembre, y todo se me venía encima sin saber cómo pararlo. Ayer decidí frenar la sangría, sentarme conmigo mismo y parar aquella caída infinita en el pozo del abandono.
Decidí resignarme, y sacar orden en mi interior para hacer lo que debo y seguir adelante, aunque ahora mismo no tenga ganas ni vea camino de salida, ni de entrada, ni siquiera un precipicio por el que abandonarme a las leyes de Newton. Así que hice lo poco que sé hacer: meterme en la trinchera y defenderme.
Estoy empezando a ordenar mi cabeza, en cuanto a lo que a trabajo se refiera. Empiezo a sacar cosillas adelante, a matar enemigos pequeños uno a uno con el fin de despejar mi campo de batalla. Me olvido por un momento de mis sueños y me dedico a trabajar. Para rematarlo, es muy posible que me presente a director del departamento. Una más. Pero ya os lo contaré en otra ocasión.
Sueños, resignación, derrota… Ayer murió Steve Jobs, muy joven. Parece que estaba cantado, pero aguantó 6 ó 7 años después de que le diagnosticaran el cáncer más letal hasta ahora. Parece ser que siempre le echó un par. Leí un discurso que dio en 2006 a la gente que se graduó en Stanford. Un discurso con la moraleja de «persigue tus sueños para ser feliz». Me encanta esa gente. Steve Jobs, Feynman, Carl Sagan, gente que ha hecho de sus sueños y sus ilusiones su manera de vivir, el motor de su vida. Si persigues un sueño, si consigues que la esperanza no te abandone, eres inmune a las derrotas, al desaliento. No existe el fracaso porque cada caída sirve para aprender, te acerca un paso más a tu sueño, la esperanza te arrastra en brazos de la felicidad y cada día es una nueva oportunidad de llegar a un lugar mejor. No hay nada mejor que tener esperanza.
Decía Steve Jobs que todos los días, al levantarse, se miraba en el espejo y se preguntaba: Si hoy fuera el último día de tu vida, ¿estarías satisfecho de lo que vas a hacer hoy?. Cuando llevaba varios días seguidos respondiendo no, significaba que las cosas iban mal. El sueño americano.
Para vivir…