Verdad y consecuencias

en

En este desgraciado país, el número de gilipollas por metro cuadrado es alto, el más alto de Europa y posiblemente uno de los más altos del planeta. Sólo hay que salir a la calle o encender la tele. O pasarse por el departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad de Valencia. Allí, donde yo me creía relativamente a salvo del mundanal ruido, termino por descubrir que las proporciones se mantienen. Y el problema es que cuanto más a pones a prueba a algunas personas, más te decepcionan (ojo, seguro que más de uno dice lo mismo de mí).

Y cuanto más alto, cuanto más catedrático, peor. Algunos de ellos, con la sonrisa y las buenas maneras y llamarte a los pasillos y despachos para hablar sin testigos, ejercen su derecho de pernada (derecho, eso sí) sin el mas mínimo resquicio de pudor ni ética. Y luego tergiversan, manipulan, se rasgan las vestiduras y dicen que ellos no tienen necesidad de nada ni de nadie. Pero no ceden. O catedráticos por encima del bien y del mal, que miran las leyes y las normas y lo correcto, con tolerancia, democracia, buen rollito, mientras arriman el ascua a su sardina de manera sitemática y dicen haced lo que yo diga pero no hagáis lo que yo haga.

Luego se sorprenden. Se sorprenden que alguien se rebote, que alguien se la guarde. No entienden nada, cómo les puede pasar a ellos, cómo recogen tempestades si ellos sembraron con amor y democracia suaves céfiros.

Yo les diría entonces que debieron armarse cuando decidieron decorar el salón con mi amigo.

Pero esta gente no es la peor, porque a las dos o tres jugadas la reconoces, la etiquetas y te la apuntas para cuando las cartas vengan bien dadas. Esa la tienes enfrente, y arrieros somos y en el camino nos encontraremos. Lo peor es la gente que se sienta en la barandilla a ver lo que pasa.

La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. Albert Einstein.

Yo, por mi parte, asumiré mis errores y pagaré por ellos. Podéis venir de uno en uno, o todos a la vez.