Los miserables, Víctor Hugo, Fantine, cap. 12, Año 1862

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Dicho sea de paso, el éxito es una cosa bastante fea. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres de tal modo, que para la multitud, el triunfo tiene casi el mismo rostro que la superioridad. El éxito es compañero del talento, tiene una víctima a quien engaña, y es la historia. Juvenal y Tácito son los únicos de de él murmuran.  En nuestros días, ha entrado de sirviente en la casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y hace oficios de lacayo en la antecámara. Tened éxito ésta es la teoría. Prosperidad supone capacidad. Ganad a la lotería y sois un hombre hábil. Quien medra es venerado. Naced de pie: todo consiste en esto. Aprovechad la ocasión de medrar y tendréis lo demás; sed afortunado y os creerán grande. Fuera de cinco o seis excepciones inmensas, que son el orgullo y la luz de un siglo, la admiración contemporánea no es sino miopía: se toma el similor por el oro: no importa que uno sea advenedizo si llega a su objeto el primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo, y que aplaude todo lo vulgar. (…) Los hombres llaman a esto Genio, lo mismo que llaman Belleza a la figura de Mosquetón, y Majestad a la tiesura de Claudio.(…)