Malgastado el primer día del año, casi todas mis vacaciones; con todos los deberes por hacer, y cuando digo todos son todos.
Pensando que nadie estamos contentos con lo que tenemos. Que todos somos infelices, que todos nos arrepentimos de todo, y aun así nos mentimos para seguir adelante, guardando los muebles, la ropa y las apariencias, mientras por dentro soñamos con volar.
Volar al Westin de Atlanta, tumbado en la cama celestial mientras una mujer de bandera mira desnuda por la ventana.
Pero loque no puede ser no puede ser, y además es imposible. Así que aquí estamos, un año más y un año menos, sin nada digno de mención (Lagavulin aparte: no bebáis nada que podría servir para embrear un barco). Escuchando a Dire Straits, Simon&Garfunkel y Los Secretos. Sin fotos para envidiar, con otro paquete enviado al bulevar de los Sueños Rotos. Dispuesto a seguir un año más.
Nos vemos.